
Es la segunda que hizo como director tras "Blue collar", y cambia de tercio radicalmente.
Aquí el amigo George C. Scott, un pueblerino muy religioso, busca a su hija desaparecida. Con ayuda de un detective privado (Peter Boyle) descubre que su niña es la protagonista de una peli porno.
El principio es muy idílico y va cambiando según avanza la peli, muy al estilo de Schrader (me recuerda mucho a "Aflicción").
Ha envejecido un poco en algunos aspectos, pero tiene tal fuerza que hace que no te aburras y te impliques en la historia de principio a fin.
Bueno, disfrutad de ella, si os apetece.
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